China acaba de lanzar un centro de datos submarino que podría transformar por completo cómo funciona la inteligencia artificial. Sin necesidad de refrigeración, con miles de procesos por segundo y una potencia sin precedentes, esta cápsula puede redefinir el futuro digital.
Cada avance en inteligencia artificial exige más recursos y energía. Sin embargo, una solución radical y sorprendente acaba de emerger… desde las profundidades del mar. China ha puesto en marcha un proyecto que no solo responde a los desafíos energéticos de la IA, sino que podría convertirse en un modelo global. Y todo comienza bajo el agua.
El consumo energético de la inteligencia artificial se ha convertido en un problema que no deja de crecer. Actualmente, los centros de datos ya consumen más del 2 % de la electricidad global, y se espera que esa cifra se duplique antes de 2030. La razón principal es el gasto en refrigeración: mantener fríos los miles de servidores que procesan información sin descanso.
Para resolverlo, China ha llevado esta batalla al fondo del océano. En las costas de la provincia de Hainan, se ha desplegado una cápsula submarina equipada con una potencia de procesamiento sin precedentes. Esta cápsula forma parte del clúster de datos HiCloud, que ya se considera el primer centro de datos submarino comercial del mundo.
Capaz de manejar hasta 7000 conversaciones con la IA DeepSeek por segundo, este módulo equivale en capacidad a 30.000 ordenadores de juegos de alta gama funcionando simultáneamente. Todo ello, sin necesidad de costosos sistemas de refrigeración, gracias a los 40 metros de profundidad en los que opera.
